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La Prensa en Lorca en el siglo XIX

Los Ateneos eran instituciones próximas a la burguesía ilustrada local. El primero de la región se creará en Lorca (1871). Eran centros de difusión cultural, que impartían clases de idiomas, cultura general y artes; convocaban certámenes; y realizaban conferencias y actividades teatrales y musicales. Inspirados en los históricos ateneos de Grecia y Roma, lograron bastante eco popular. Todos estos diarios y revistas son precursores de los distintas revistas y magacines locales que existen hoy día de forma escrita y online que se dan a conocer sobre todo a través de las Redes Sociales.

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La Prensa en Lorca en el siglo XIX, el Ateneo Lorquino y similares.

Durante el siglo XIX, la vida social de cualquier ciudad adopta los medios de comunicación
que aplican las entonces nuevas tecnologías. El periódico evoluciona de gaceta a canal de información, poniendo las bases de lo que será el periodismo de opinión. Al mismo tiempo que la prensa ideológica al servicio de un partido político o ultramontanismo religioso, aparece, sobre todo en la Restauración, una serie de revistas que califican de literarias con la intención de apolitizar y evitar que los disturbios y disensiones que origina la militancia partidista, si se hace desde el liberalismo, prenda en ella. Lorca ofrece este panorama de
modo más acusado que otras localidades de la región por su carácter de bastión del conservadurismo religioso y político.
Extracto del tío Perico: Periódico Empulítico y Fandanguero

Detallamos un listado general de los periódicos de este siglo, que alcanza los sesenta y dos títulos (Molina Martínez: 1990, 240); Semanario político (1820); La luz del alba. La lealtad (1844); El lorquino (1861); Ateneo de Lorca, El bodrio (1871); La bandera intransigente. El demócrata. El Guadalentín (1872); La bandera federal, El pantano (1873); El periódico de hoy (1874); El museo charadístico (1875); El conciliador (1876); El eco de Lorca (1878); El dios momo, Boletín de la Junta de Socorro (1879); La fusta. La opinión. El relámpago. El tren de la risa (1880); El independiente (1881); El iris’, El trabajo (1882); El país (1883); El diario de Lorca, El diario lorquino. El fiscal. La libertad (1884); La bronca. La convicción. La lealtad. La linterna. La marsellesa. El noticiero de Lorca, La nueva era. El padre Moróte, El regante. La República, La voz del pueblo (1885); El diario de  avisos, Lorca Literaria, El tío Perico (1887); El catalejo (1888), La avanzada. El liberal  dinástico (1889); Boletín municipal. El toque de cabildo (1890); El baluarte, El liberal lorquino (1892); Revista literaria (1893); El constitucional (1894); El liceo lorquino (1895); La acción. El ateneo lorquino. La juventud lorquina. El nacional (1896); El defensor (1897); El demócrata de Lorca, El liberal lorquino, Lorca y patria (1898); La defensa (1899).

Revistas literarias lorquinas de la Restauración
Mientras que por esta época se inicia en Madrid el periodismo de empresa, en Lorca proliferan las revistas literarias de carácter altruisticoidealista. Sin embargo, se trata de
la repetición de una iniciativa conservadora de 1871, al comienzo del reinado de Amadeo,
boicoteado por la aristrocracia madrileña, como relata el padre Coloma en Pequeñeces,
apenas apagados los ecos revolucionarios del sexenio.
PERIODICO EL LORQUINO
Esta aventura posee un carácter romántico tanto en concepción como en contenido. Se debe a la formación de una tendencia literaria tardorromántica, un romanticismo tardío en el postromanticismo, que alarga las características románticas basadas en la proliferación de la leyenda como expresión literaria de un volgeist que evoluciona a espíritu nacional (Molina Martínez, 1994).
Algunas de las revistas más conocidas de la época eran las siguientes:
A). Ateneo lorquino, Se subtitula Revista científica, literaria y de bellas artes.
Se publica desde 1871 a 1873 y tiene una peridiocidad mensual. En general, la revista es un fiel reflejo de las sesiones sociales que se celebraban en los salones del Ateneo, empresa ruinosa, pues, en octubre de 1875, sus deudas ascienden a 2.660 reales.
ATENEO LORQUINOEl periódico perdía cada mes 200 rs. a causa de la escasez de suscriptores.
Una opinión sobre el Ateneo: «Por esta época floreció una prensa católica no siempre ponderada en sus juicios […] el Ateneo Lorquino, revista quincenal con pretensiones científico-literarias pero de escasa altura no obstante las colaboraciones del poeta Selgas, aunque debía hacer las delicias del obispo (Landeira) por insertarfiecuentes disquisiciones filosófico-teológicas dentro de la más estricta ortodoxia, aburridísimas para un público medio y que, debidas a la pluma de alguna notabilidad local, ofrecen mejor intención que mérito» (Vllar: 1973,34).
B). Lorca literaria, periódico decenal que publica 21 números, desde el 1 de abril de 1887 hasta el 1 de diciembre del mismo año.
C). Revista literaria de la que aparecen 18 número, del 20 de abril al 10 de octubre de 1893.
D). Liceo lorquino, revista científica, literaria y de bellas artes que aguanta 56 números, desde el 15 de agosto de 1895 hasta el 31 de agosto de 1898.
E). Ateneo de Lorca, con una duración de 53 números, desde el 1 de enero de 1896 hasta el 10 de junio de 1897.

Ideología dominante

La finalidad de las revistas es la misma en todos los casos. Tiene el mismo fin que el Ateneo, centro científico, literario y artístico, y la idea se considera grande, patriótica, levantada y provechosa: «no han de dividir ni atormentar los ánimos esas luchas fratri cidas de partido, que enconan las pasiones y enervan a los pueblos, pavorosas nubes, por fortuna, ajenas al propósito de este periódico».
Proclaman una apoliticidad sólo aparente pues eran más que conservadores, carlistas o ultramontanos, antiliberales.

Los personajes

La distancia de 14 años que separa Ateneo lorquino de Lorca literaria hace que pocos sean los sobrevivientes de la primera que se encuentren en la segunda. Con los relevos generacionales lógicos y naturales, los presentes en Lorca literaria se encuentran en todas las demás. Aquella primera se precia de las siete escuetas colaboraciones de José Selgas, casado con una lorquina, pero no muy amante de la ciudad a la que llama «pueblo infeliz».

Otros foráneos que publican son Manuel Ossorio y Bemard, S. Poesper, Galdós, N. Alonso Cortés. Los que dominan el cotarro social, literario y económico son Carlos María Barberán, Braulio Mellado Pérez de Meca, Eulogio Saavedra, Francisco Cánovas Cobeño, Simón Mellado Benítez y Francisco Cáceres Plá. Son eruditos, están omnipresentes en todo entramado sociopolítico y la cultura es su descanso del guerrero como ya hemos visto.
CANOVAS COBEÑO MUSEO E HISTORIA LORCAJunto a ellos se encuentran los que se acercan a la literatura y la practican como arte por el arte. Generalmente son mediocres, destacando algunos en teatro, como José Mención Sastre {¡Lorca por Castilla!, 1888), cultivador de una temática legendaria tardo romántica de carácter medieval, o Juan López Bamés (1863-1945) que, iniciado en esta tradición, deriva al teatro social (Blasillo, 1897) tratando el tema de los soldados de cuota; Vicente Ruiz Llamas (1865-1891), poeta heiniano, de hondo acento y ternura; Alfonso Espejo Melgares, poeta, escritor de leyendas (Consejas de guerra y amor, 1905) y periodista; Juan José Menduiña (1865-1921), prosista de corte naturalista a lo Pardo Bazán (De mi cosecha, 1906).
También colaboran dos lorquinos, sacerdotes y krausistas, más tarde secularizados. Me refiero a Francisco José Bamés y Tomás y a Francisco Miras. Cumplen, además, estas  revistas la misión de permitir que los lorquinos tengan un lugar en el que poder expresar sus inquietudes literarias por lo que sus colaboradores son muchos aunque ninguno sobresalga. Pero es una caracteristica más de una ciudad que bien podemos llamar barroco-romántica, pues en ella se funden ambas condiciones.