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Los primeros hospitales de Lorca

Tenía nuestra ciudad en el siglo XVI un hospital denominado <> en el que habían venido a refundirse los tres antiguos de San Julián, Santa Ana y San Antonio. Este inmueble constaba de cómodas estancias para los enfermos y le era aneja una capilla llamada de la <> por su titular, arcaica imagen que, aún cuando sentada y con el Niño Jesús en brazos, llevó la advocación de tan augusto misterio. Dicha edificación tenía un gran patio central donde se estableció el primer Corral de Comedias, donde se representaban obras teatrales, a las que solían concurrir los Cabildos (el de la ciudad y el de la Colegiata de San Patricio), pues, tenían asiento en lugar preferente como patronos natos del hospital, según Bulas Apostólicas. Ocupaban, el Hospital de la Concepción y San Antonio, lo que hoy es el Casino, en la antigua Calle de la Parrica, y Calle de Posada Herrera, actual Pio XII, y la Capilla, la contigua casa nº 6 de la Calle Lope Gisbert.

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Los primeros hospitales de Lorca

La atención sanitaria a la población enfocada desde el punto de vista de la beneficencia se remonta en la ciudad a los tiempos posteriores a la ocupación cristiana.
En el siglo XVI tenía la ciudad un hospital denominado de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio en el que, a fines de ese siglo, se habían refundido los tres antiguos hospitales de San Julián, Santa Ana y San Antonio. Ocupaba este hospital el espacio de lo que hoy es Casino, en la entonces conocida calle de la Parrica.
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Tanto el hospital de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio, como los que dieron lugar a él fueron fruto de iniciativas particulares aunque con el apoyo del Concejo y de las iglesias lorquinas. Un patronazgo civil y eclesiástico se encargó de la gestión hasta la segunda mitad del siglo XVII en que se convirtió en convento hospital de la Orden de San Juan de Dios.
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En esos años, la hospitalidad se desarrolló en Lorca, como en otras muchas ciudades, en el sentido de beneficencia, lo que equivalía a alimento y cobijo. Las casas hospitales existentes eran de tamaño reducido y estaban situadas en el interior del casco urbano.
Desde antiguo, como antes se ha señalado, existían tres de estos establecimientos, el hospital de San Julián, situado junto a la antigua parroquia de San Mateo, en lo que hoy es Lorca plaza; el de Santa Ana, en la calle que iba a Santa María desde la calle Zapatería, frente a las Monjas de Arriba; y el de San Antonio, muy cerca de la puerta de San Ginés.
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La construcción del nuevo hospital en la calle de la Parrica se inició en la década de 1540 y las obras se fueron realizando conforme los recursos económicos lo permitían. El espacio elegido era la nueva zona de ensanche de la ciudad, fuera del recinto amurallado y muy cercano a la huerta, y en ese momento escasamente poblado.
Entre el hospital de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio y la capilla había un patio de gran amplitud en el que se estableció el primer Corral de Comedias donde se representaban obras teatrales.
La función sanitaria que ejercía el hospital era muy limitada porque los ciudadanos, fuera cual fuera su condición social, cuando enfermaban no iban por lo general al hospital. De la misma manera no servía de mucho ante las crisis epidémicas que se declararon en la segunda mitad del siglo.
El hospital se justificaba solamente como lugar de refugio, amparo de pobres, de forasteros de paso que no tenían otro sitio donde resguardarse, y no precisamente como centro para curarse.
La atención a mujeres presentaba numerosas dificultades, y su problema sanitario más común era el de dar a luz y para ello parecía suficiente la atención directa en el hogar, por la llamada partera o comadrona.
HOSPITAL BENEFICIENCIA SAN FRANCISCO
HOSPITAL DE BENEFICIENCIA EN SAN FRANCISCO
Los responsables del hospital, a la vista de las dificultades de funcionamiento y entendiendo que la mejor manera de que el establecimiento cumpliera perfectamente sus objetivos era ponerlo en manos de una congregación religiosa, llegó en abril de 1663 a un acuerdo para fundar un convento de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, mediante la entrega del hospital de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio.
En lo referente al gobierno del Hospital de la Concepción y San Antonio su disciplina y orden interior dejaban mucho que desear; es de plena evidencia que los hospitales dirigidos por religiosos o religiosas están mucho mejor gobernados y servidos que cuando lo son por gentes seglares o asalariados. No se trata meramente de la asistencia material, de la cura de enfermos, de su alimentación, lavado, ropería, limpieza y aseo. La beneficencia y la misericordia requieren algo más que no está al alcance del enfermero a sueldo: compadecerse del dolor ajeno, llevar el consuelo y la resignación cristiana al ánimo del pobre infeliz que sufre; y esto solo puede hacerlo quien a ello voluntariamente se consagra por caridad y amor a Dios.
Los primeros hospitales de Lorca
Esta hornacina se mantiene en lo que fue hospital de San Juan Bautista, en el Carril de Caldereros. :: SONIA M. LARIO / AGM

Pero el cambio de gestión no significó que en este hospital se atendieran a mujeres. El cura párroco de la iglesia de San Juan Bautista, Juan Fernández Ergueta, en su testamento de 1679, destinó sus bienes para la fundación de un hospital «únicamente para mujeres dolientes e infortunadas» bajo el nombre del santo titular de la parroquia.

Este hospital quedó concluido en el año 1756, en el Carril de Caldereros, en un inmueble que años más tarde se convirtió en posada, y del que hoy queda una hornacina en la fachada.
Junto a esos dos hospitales hubo otros asilos o centros de caridad menos importantes como el Hospicio del Carmen Viejo, en Nuestra Señora de Gracia, que desde los primeros años del siglo XVIII lo tenían a su cargo los Carmelitas Descalzos, y algunos otros destinados a enfermedades específicas y contaminantes como el de San Lázaro.
Los primeros hospitales de Lorca
Edificio en el Carril de Caldereros en el que estaba en el siglo XVIII el hospital para mujeres. :: PACO ALONSO / AGM
Con motivo de la Guerra de la Independencia comenzaron a decaer los hospitales hasta el punto de que era sumamente difícil la manutención y sostén de los pobres enfermos acogidos.
Siguieron su vida dichos hospitales sostenidos por sus bienhechores hasta la guerra de la Independencia, como consecuencia comenzaron a decaer ambos hospitales; fue a partir de 1822 cuando dichos establecimientos de beneficencia se vieron gravemente afectados tras una ley que incautó todos los bienes, fondos rentas de estos hospitales, así mismo se produjo la declaración de venta de los bienes de los conventos hasta que finalmente en 1855 se promulgó la desamortización general. Como consecuencia los hospitales de San Juan de Dios y San Juan Bautista desaparecieron.
Este vacío empujó a la Junta Municipal de Beneficencia a solicitar el edificio del convento de San Francisco, de la Puerta de Nogalte, a fin de establecer en él un hospital o casa de beneficencia, refundiéndose los dos hospitales que existían antes.
El hospital del ex – Convento de San Francisco, estuvo regido y administrado por la Junta Municipal de Beneficencia, hasta el año 1875, en que se nombró de R. O. La Junta de Patronos que aún subsiste, y desde el año 1859 se encuentra servido por las Hermana de la Caridad (Hijas de San Vicente de Paul), que tienen también allí clases para la enseñanza, donde se educa e instruye a la mujer lorquina, y cuidan de las huérfanas, utilísima y utilitaria institución fundada en Lorca en el siglo XVIII.
Sus talleres de confecciones y bordados gozan de justo renombre. Llegaron a Lorca estas heroicas religiosas el día 4 de Agosto de 1859, y fue primera presidenta Sor María Dormaignac.
Los primeros hospitales de Lorca
Puerta principal del que fue Hospital de Beneficencia de San Juan de Dios, en la calle Nogalte, en una foto de Pedro Menchón del año 1935.
La cesión se consumó en 1838 e incluía la iglesia, internado y demás dependencias, como asimismo el huerto. Este nuevo hospital en el exconvento de San Francisco estuvo regido y administrado por la junta municipal de Beneficencia hasta el año 1875 en que se nombró la Junta de Patronos. Desde al año 1859 hasta su desaparición en 1974, estuvo atendido por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
En la fecha indicada este antiguo hospital dejó de cumplir su función como clínica al inaugurarse el Centro Comarcal de Salud, junto a San Patricio, y la Residencia sanitaria Santa Rosa de Lima.

FUENTE: http://www.laverdad.es/murcia/v/20101024/lorca/primeros-hospitales-lorca-20101024.html

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