UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA
Estamos finalizando un semestre que iniciamos con buen pie, con una apuesta por el medio ambiente, al incorporar a la flota de la policía local, cuatro vehículos híbridos (eléctrico-gasolina) de última generación, reduciendo con ello la contaminación acústica, el gasto de combustible y lo que es más importante, las emisiones de CO2 a la atmósfera, que son las mayores responsables del cambio climático que ya nos afecta. Una compra la de estos vehículos, de la que alardearon nuestros dirigentes, al anunciar que con esta medida se quería convertir a Lorca en una ciudad innovadora y sostenible, capaz de mejorar la vida de sus vecinos y ser un ejemplo a seguir por otros municipios. Nos alzamos en lo más alto, cosa habitual en nuestro AyuntaMIENTO, cuando son muchísimos los ayuntamientos españoles, que llevan tiempo ya, dotando a su policía local con este tipo de vehículos, con los que incorporan las tecnologías más respetuosas con el medio ambiente.
Pero si comenzábamos el semestre siguiendo la buena senda, lo vamos a terminar tomando la dirección opuesta, la dirección contraria a los tiempos en que vivimos, ya que lejos de apostar por el ahorro y la sostenibilidad ambiental de la que tanto presumíamos, se ha optado por el derroche económico y ecológico, gastando más de tres veces más, en las luces de Navidad de este año, pasando de los 60.000 € desembolsados en el pasado ejercicio a los 200.000 (199.769,79) de este. Un sobrecoste que también provocará más consumo eléctrico y la emisión de más cantidad de CO2, el principal gas de efecto invernadero, siendo más de 10.000 toneladas de dióxido de carbono los que echaremos de más a la atmósfera con motivo del alumbrado navideño en nuestro país, un alumbrado que según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético consume 30 millones de KWh.
Y no es que esté en contra del tradicional alumbrado de Navidad, creo que en este tiempo tan esperado por los ciudadanos y comerciantes, Lorca debe de lucir sus mejores galas, incentivando con ello la actividad hostelera y comercial dentro de la ciudad, aunque también se podría invertir parte de ese dinero durante el resto del año para favorecer al comercio, creando aparcamientos gratuitos en los muchos solares que hay dentro de la población. Alumbrado navideño sí, pero con un gasto moderado, pues no es cuestión de echar la casa por la ventana cuando se aproximan las elecciones, tratando de alguna forma, de sacar rédito político de tan “generoso” gesto. Un gasto que solo incluye el alquiler de todos los elementos del alumbrado, el montaje y el desmontaje del mismo, pagándose por otro lado el consumo de las más de 700.000 luces que nos dicen se han colocado en la ciudad, barrios y pedanías. Y si que la tecnología led supone entre un 60 y un 80% de ahorro respecto a las bombillas convencionales, pero también es verdad que por este motivo, se aumenta considerablemente el número de las mismas y el tiempo de encendido.
Un gasto extraordinario que encuentro excesivo para la “débil” economía municipal, de la que tanto se lamentan nuestros dirigentes. Un gasto que es superior al presupuesto anual del servicio eléctrico municipal, un servicio que debido a los recortes ha tenido que reducir su presupuesto y plantilla. Un gasto que es similar a lo que cuestan los cuatro vehículos policiales que antes mencionaba, unos vehículos que se han tenido que financiar con un rénting a cuatro años, lo que hace que se eleve el importe que tenemos que pagar. Pero también un gasto exagerado por el tamaño y categoría de nuestra ciudad, cuando una ciudad como Valencia, la tercera en importancia de nuestro país, a pesar de incrementar en un 33% el presupuesto del pasado año, solo ha destinado 80.000 € al alumbrado extraordinario de Navidad. Si que otras ciudades como Sevilla, Málaga o Barcelona están en torno a los 900.000 €, pero si tenemos en cuenta su presupuesto y número de habitantes, el gasto percápita de todos estos ayuntamientos está muy por debajo del nuestro.
Un AyuntaMIENTO que no ha dudado en gastarse la friolera de 200.000 € en algo superfluo que apenas dura un mes, mientras que la pasarela del río sigue abandonada y lleva semanas sin apenas luz, no habiendo tampoco, para invertir en sistemas que impidan el robo del cableado eléctrico de las zonas públicas, cuando otros ayuntamientos sí que lo están haciendo, evitando de esta forma los apagones y el gasto de reposición y mano de obra del material sustraído. Un gasto el de Navidad, que si lo tuviésemos que pagar cada lorquino individualmente, tocaríamos a 2,16 € por persona, cuando Madrid que es la ciudad española que más gasta en el alumbrado de estas fiestas (2.500.000 €), desembolsa solo 0,78 € por habitante. Pero es que si nos comparamos con municipios similares al nuestro en cuanto a población o extensión, aunque ciudades más visitadas y cuidadas, como son Santiago de Compostela o Cáceres, la primera gasta justo la mitad, mientras que el municipio extremeño se sitúa en algo más de 83.000 €.
Unos municipios estos, que velan por la economía municipal, contratando este alumbrado extraordinario de forma bianual o cuatrienalmente, obteniendo siempre con ello mejores ofertas en su contratación. Porque llama la atención que mientras en Lorca nos gastamos 200.000 € en adornos que suman más de 700.000 puntos de luz, además de un cono de 20 metros en la plaza de España, los 83.000 € de Cáceres den para otro cono de las mismas dimensiones en su plaza mayor, además de 935.000 luces repartidas en 175 arcos decorativos en sus calles y plazas, 1750 metros de tubos luminosos en palmeras y otros árboles de gran porte, 12 textos con la inscripción de “Feliz Navidad” en otras tantas barriadas y adornos en sus farolas. Un 35% más de luces que aquí pero con un 58,5% menos de gasto, algo que resulta comprensible si analizamos la desgana o la tardanza con que se ha sacado a concurso el alumbrado de Navidad en nuestro municipio.
Un concurso que mientras otros ayuntamientos lo licitan para varios años, lo realizan junto al de otros eventos como carnaval o feria o lo hacen antes de que concluya el verano, aquí se licitó el pasado 9 de noviembre. Y como el tiempo apremiaba, poniendo el día 26 como fecha tope para recibir las ofertas, siendo quizá por este retraso, el motivo de que no hubiese alumbrado festivo durante el desfile de moros, cristianos y judíos, cuando sí que en otros años lo hemos tenido, cambiando luego para Navidad alguno de sus motivos. Y claro, con tan poco tiempo y en unas fechas en las que ya se está trabajando en la colocación de este alumbrado extraordinario de otros municipios, solo se presentó una oferta, una oferta que curiosamente, solo bajó los céntimos que había de pico en el expediente de licitación, en lo presupuestado por el consistorio, como si de antemano supiese que no tenía competencia alguna, que no había más empresas dispuestas a pujar en él, adjudicándose el concurso por un importe de 165.099 € más IVA, 199.769,79 € en total.
Siendo también extraño, que el alumbrado extraordinario de Navidad, ya se estuviese colocando por la empresa “adjudicataria” antes de su adjudicación, antes de que se constituyera la Mesa de Contratación de nuestro AyuntaMIENTO. Una mesa que se constituyó a las nueve de la mañana del miércoles 28 de noviembre, con el solo objeto de proceder a la contratación del alumbrado extraordinario de Navidad en la ciudad, sus barrios y pedanías. Creo que si la Navidad tiene su tiempo, su fecha marcada en el calendario, es completamente irracional, licitar la contratación de su alumbrado a menos de un mes vista del encendido del mismo, o pena de que se haga deliberadamente, para favorecer a una empresa determinada, algo que cabe pensar ante la sinrazón de esta situación. Y más, cuando estamos viendo día sí y otro también, que en algunas de las adjudicaciones llevadas a cabo en nuestra ciudad, las bajas son de hasta un 35% de la base de licitación, lo que indica que el valor de lo presupuestado es siempre muy superior al valor real de lo que luego se contrata.
Se lloriquea mucho respecto a la economía municipal, pero poco se hace por reducir el gasto, y no me refiero a suprimir el tradicional alumbrado de Navidad, que como dije al principio es indispensable para embellecer la ciudad en estas fechas tan señaladas. Pero sí que hay que evitar el derroche económico y energético de este tipo de alumbrado, instalándolo con moderación, sin despilfarrar, y sobre todo, sacándolo a licitación con el tiempo suficiente para que un gran número de las empresas del sector puedan pujar a la baja. Un concurso que pudiera ser para varios años, llevando incluido el alumbrado festivo de la feria de septiembre, con la condición de ir cambiando los motivos todos los años y de que los mismos no se pongan también en municipios vecinos, consiguiendo de esta forma un gran ahorro para las arcas municipales. Pero aquí no pensamos en el ahorro, sino en el lucimiento, haciendo un gasto por encima de nuestras posibilidades, gastando un 233% más que el año anterior, un gasto que tampoco se traduce en tres veces más de alumbrado navideño, siendo testigo de ello la céntrica plaza del Ovalo u otras zonas de la ciudad.
Igual que es una contradicción, que se nos venda como un logro, lo que se ahorra cultivando las flores de pascua en los viveros municipales y que por otro lado, se congratulen de los 200.000 euros que se van a gastar en el alumbrado extraordinario de Navidad. Un gasto que es una ofensa para los que padecen la pobreza energética en nuestro municipio, un municipio que con un presupuesto de 75 millones de euros, solo dispone de 58.000 € para este menester, la misma cantidad que recibe de la Comunidad Autónoma de Murcia, como subvención para luchar contra esta pobreza energética que sufren cientos de lorquinos. Unos lorquinos a los que les puede resultar difícil, explicar a los pequeños de la casa porque no pueden tener más luces encendidas dentro del hogar, o enchufar más tiempo la calefacción, cuando en la calle sí que lucen miles de bombillas consumiendo horas y horas de la red eléctrica. Un tiempo que se tenía que reducir en cuanto a horas y días, siendo más lógico su encendido en la segunda quincena de diciembre, que es cuando realmente comienza la Navidad.
Como también es difícil de entender, que mientras en Katowice (Polonia), se celebra en estos días una cumbre sobre el Cambio Climático, buscando soluciones que reduzcan las emisiones a la atmósfera del gas invernadero, los alcaldes de muchas ciudades compitan entre si, por ver quienes tienen la mayor iluminación navideña. Una iluminación que implica un mayor gasto, el aumento de la demanda eléctrica y por consiguiente de la producción, lo que se traduce en más emisiones de CO2. Un doble derroche que debe de ser rechazado por todos los ciudadanos y abandonado por los ayuntamientos que como el nuestro, dice querer hacer de Lorca, una ciudad más respetuosa con el medio ambiente.